5.5.11

arq_¿Puede la sociedad seguir creciendo sin causar más daño ecológico?

¿Pueden las ciudades seguir creciendo sin convertirse en macro-organismos consumidores de recursos y productores de residuos? En 1987, la Comisión de la ONU para el Medio Ambiente, conocida como la Comisión Brundtland[1], definió el crecimiento sostenible como aquel “que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Y también estableció un punto de partida novedoso en aquel momento, que era incluir al binomio “sistema económico-sistema social” la tercera pata a considerar en cualquier desarrollo, la capacidad de carga del medio ambiente.

En la ecuación de un proyecto, o en la formación de un arquitecto, la variable ambiental no ha tenido cabida hasta este momento de la historia, sencillamente porque en los últimos cincuenta años los problemas medioambientales se han multiplicado extraordinariamente. De este modo, la conciencia medioambiental se está situando (al menos aparentemente) en primera fila y como factor determinante de múltiples disciplinas y políticas de desarrollo, asociadas al aumento de la población de la Tierra, a su necesidad de cobijo y subsistencia, acompañadas por el crecimiento de las nuevas economías de los países emergentes, que han situado al consumo global de recursos y al gasto general de energía en cotas nunca alcanzadas hasta ahora.

La vida diaria gira en torno a las ciudades y sus construcciones, y esto hace evidente que el papel de los arquitectos, como diseñadores y urbanistas, debe actualizarse. Y su papel no sólo debe ceñirse a la parte más evidente del concepto de sostenibilidad, que es la relacionada con la ecología medioambiental, sino también a la ecología mental y la ecología social[2], es decir, tanto a los costes ambientales y al ahorro energético, como a la creación de espacios saludables (en el más amplio sentido de la palabra) y de colectividad.

En lo referente al impacto de la ecología medioambiental en la arquitectura considero que el cambio sólo será posible a través de:
  • La formación y la divulgación, que sirva como toma real de conciencia del problema y del valor fundamental de incluir estas prácticas ecológicas desde un inicio en el proceso proyectual.
  • La aceptación de la existencia del capital ecológico por parte del mercado y la creación de nuevas legislaciones enfocadas desde políticas transparentes, para hacer posible la aplicación industrial y viable la aplicación económica de las mismas.
  • El desarrollo de nuevas tecnologías y la implicación de todas las partes, que hagan efectiva la implantación de todas estas voluntades e iniciativas.


[1] La dirigía la política noruega Gro Harlem Brundtland.
[2] GUATTARI, Félix: Las tres ecologías. Valencia: Pre-textos, 1996, pág. 30.

1 comentario:

  1. Anónimo10:10

    La vulnerabilidad que sentimos los que no tenemos las construcción de nuestro futuro en nuestras manos disminuye al comprobar el compromiso existente en los jóvenes arquitectos.

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